domingo, 29 de abril de 2018

Al cielo volví mi maceta, y sin raíces me nutro.

Vuelo y soy, soy y estoy, y ayer en lo que hoy y mañana estaré en el hoy que nunca estuve. Así es la felicidad, feliz estoy de no estar en tristeza. En cielos y tierras ajenos, en atardeceres de aire hirviente, de noches nubladas y yo aquí, con la sonrisa levantada, la mirada enfocada y un kilo de ganas en cada músculo de mi pesada carga, mi alma. Es de oscura noche, el cielo es gris y tú mirada ausente está; que bueno, es perfecto, no sentirte a la cercanía, que bello, es estar en soltería. No le temo a la muerte, porque sé que si mi existencia se va deste mundo al delos cielos, Jesús me esperará. Era adicto, a los besos de unos labios ajenos, era un borracho y era desamor, sexo, lágrimas y un puñetero sentimiento de irme volando. Hoy es hoy, y y es que en el ayer dije hoy me voy, y agarre mis ganas y con todas ellas me fuí. Sentí que el vivir en el futuro era algo muy inseguro, y que vivir en el pasado era algo penoso y demasiado seguro. Hoy es por eso que pensé en el hoy dejando libre mi espacio, y es que el actuar es lo que nos define.

         Construir un castillo de arena en donde rompen las olas, es triste. Esforzarse para llegar a tener, solamente por no saber qué Dios hará lo que él tenga que hacer para que tú estés bien.

Éxito es construir castillos en las nubes, donde nadie puede tirarlos y dónde no se necesita raíces para mantener todo a firme, en su lugar y lleno de vida y sabiduría. Levantarte en la mañana y estar con Dios, comer con Dios, bailar con Dios, y entre trago y trago llenarte de unción que el ya tiene para ti. Esfuerzo inútil es tratar de hacer todo lo que Dios ya está haciendo en tu vida.

Ave en vuelo soy