jueves, 31 de marzo de 2016

no soy nada, ni la escencia del cuerpo que habito

Es la broma del destino cruel, es la trama del que no está en la historia, pero se pone a leer atento, al pasar la comedia de la desgracia de un ser que no conoció y ni conocerá, mientras termina de leer el verso hilarantemente cómico, suelta una risa maldita, sin parecer preocupado.



J de Jauría,

 Eres tú, el sufrir más hermoso que un loco intelectual como yo se pudo encontrar (yo odio a los bebes, y me causa jaqueca la vida en ciudad), sólo tú puedes darme felicidad (…).

Montado en el lomo de un salvaje sentimiento, desenfrenado dudar de saltar de aquel potro, romperme todo, romper cada pieza de hueso de mi cuerpo frágil (que, aunque soy macho mi cuerpo es frágil como el cristal).

Me coloco, sentado al borde de mi cama, con mas yeso en el cuerpo que piel sana; estoy meditabundo, lascivo, tentado por la tétrica belleza de la muerte o por  el recuerdo de tus curvas nena, tus labios, tus ojos mi amor, toda esa carne que compone cada una de tus nalgas, esa espalda pequeña que me gusta morder. Lamentable, es vivir fantasías tan dolorosas, tan prometedoras que ya se sabe no se cumplirán.


Dejo caer mi torso, a la izquierda y hacia atrás; así descanso, mi cabeza en mi almohada. Todo es tan gris, gris que se transforma en negro profundo, en negro abisal. Ya nada tiene sentido, no tengo muerte, no te tengo a ti y mi tristeza me aplasta contra el pavimento frio y con millones de vidas bacterianas, y la buena vida se transforma en nada.